Vaiana 2 deslumbra con su animación impresionante, pero su trama apresurada deja dudas sobre si está a la altura de su predecesora.
¡CONTIENE SPOILERS!
Clásico número 65
La esperada secuela Vaiana 2 ha llegado a los cines, y aunque la intrépida aventurera sigue siendo un personaje cautivador, esta segunda parte deja un sabor algo agridulce. No se equivoquen: es una secuela digna que encantará a los seguidores más fieles y entretendrá al público general. Sin embargo, considerando el éxito monumental de su predecesora y el hecho de ser una de las películas más vistas en plataformas de streaming, se esperaba una narrativa más ambiciosa, al estilo de lo que Frozen 2 logró con su evolución en trama y temática.
Bajo la dirección de David Derrick Jr., Jason Hand y Dana Ledoux Miller, Vaiana 2 fue originalmente concebida como una serie para Disney+, un hecho que, para bien o para mal, deja huella en la estructura de la película. Inicialmente desarrollada por el estudio de Disney Animation en Vancouver, el proyecto fue reformulado como largometraje y también involucró al estudio de Burbank. Es importante destacar que Vaiana 2 forma parte de los Clásicos de Disney, manteniéndose dentro de la categoría principal del estudio y no como una simple adición a su línea de secuelas, lo que eleva las expectativas respecto a su calidad narrativa y técnica.
La trama nos sitúa tres años después de los eventos de la película original de 2016. Ahora convertida en una experimentada navegante y exploradora, Vaiana lidera a su pueblo hacia un período de prosperidad. Sin embargo, un llamado de sus ancestros despierta su anhelo por explorar más allá de Motunui. Convencida de que hay otras comunidades, Vaiana organiza una tripulación para zarpar en su nueva y brillante canoa. La acompañan Pua y Hei-Hei, junto a nuevos personajes: Moni, un admirador empedernido de Maui; Kele, un granjero sin mayor relevancia en la trama y Loto, una ingeniera útil pero algo deslucida.
En el viaje, por supuesto, reaparece Maui, el semidiós, esta vez encarcelado en una peculiar cueva de murciélagos dentro de lo que parece el sistema digestivo de una almeja gigante. Sin embargo, su rescate carece del impacto narrativo que tuvo su desarrollo en la primera entrega.
Uno de los puntos más débiles de esta secuela es su villano, o más bien, la falta de presencia real del mismo. El antagonista, un dios de la tormenta llamado Nalo, es responsable de separar las islas y causar el declive de la civilización marítima. Su presentación al final del filme es tan breve y etérea (se manifiesta únicamente como nubes y rayos) que no logra generar la emoción o el temor que debería. Parece que su verdadero momento llegará en una hipotética tercera entrega, tal como sugiere la escena post-créditos.
Además, la narrativa repite un ciclo predecible: surge un problema menor, los personajes cantan y ofrecen frases motivadoras, y la resolución llega rápidamente. A diferencia de la primera película, donde Vaiana enfrentaba errores y decisiones complejas, aquí sus dudas y frustraciones se resuelven con rapidez, a menudo sin dejar espacio para el desarrollo emocional.
La banda sonora, aunque decente, no alcanza las cotas memorables que otras películas de Disney han conseguido. Las canciones acompañan, pero no logran marcar un antes y un después en la animación musical contemporánea.
Los nuevos acompañantes de Vaiana son un tema aparte. Si bien tienen potencial, no terminan de justificar su inclusión:
- Moni, el admirador de Maui, aporta comicidad al principio, pero su actitud insistente termina siendo un estorbo para la narrativa.
- Kele, el granjero, se limita a cumplir un rol de relleno, aunque tiene un leve crecimiento personal.
- Loto, la ingeniera, contribuye con soluciones técnicas, pero no logra brillar por falta de peso dramático.
- Simea, la hermana de Vaiana, tiene una dinámica poco entrañable con la protagonista, aunque su escena final de reencuentro logra cierta emoción.
- Matangi, la diosa que secuestra a Maui, es introducida inicialmente como una villana, pero su papel resulta ambiguo y su personalidad no termina de definirse.
A pesar de las debilidades narrativas, Vaiana 2 deslumbra visualmente. El uso de colores vibrantes, especialmente azules, rosas y violetas, eleva cada escena. Los tatuajes de los personajes son más detallados y expresivos que nunca, y el océano es una maravilla técnica: un protagonista más, con movimientos hipnóticos que capturan su inmensidad y dinamismo.
En resumen, Vaiana 2 es una secuela entretenida que cumple su cometido básico: ofrecer otra dosis de aventuras junto a una de las heroínas más carismáticas de Disney. Sin embargo, su trama apresurada y su enfoque episódico dejan la sensación de que este viaje podría haber sido más épico. Aun así, entre los momentos visualmente impresionantes y los destellos de humor, esta segunda parte mantiene el espíritu valiente de Vaiana, preparándonos, quizá, para un desenlace más ambicioso en el futuro.
Este post ha sido elaborado junto a @trizti, ya que ella ha aportado el mayor peso del contexto de la película y la información clave y nosotros nos hemos limitado a apoyar su opinión ya que no difiere mucho de la nuestra. Además la puntuación que os mostramos es la media aritmética entre la suya (6,25) y la nuestra (6), que en ambos caso aprobamos la película, pero está lejos de un sobresaliente, como en otros casos.
Puntuación: 6,13/10
(Puntuación basada en: argumentación, personajes, banda sonora y animación).
Por supuesto, esta es solo nuestra opinión personal, y entiendo que para muchas personas esta película pueda tener un valor especial, ya sea por nostalgia o por su importancia histórica. Estaré encantada de leer otras perspectivas y debatir sobre ellas en mis redes sociales. ¡Siempre es interesante ver cómo una misma obra puede generar opiniones tan variadas!
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